NO MERECE LA PENA

Eso he gritado este medio día al recibir un mensaje de mi Tata, que decía “le ha dado un infarto a mi padre…”. El sms ha sido una bofetada seca, inesperada, fría, con la palma de la mano abierta. Me he sentido como un boxeador vencido, como una pequeña mariposa atrapada que no para de aletear, como un cachorro durmiendo a la intemperie en una noche de tormenta…

Hace unos meses Justo publicó el post “Rafa, no merece la pena” y es cierto no la merece…

Nos levantamos todas las mañanas, vamos a trabajar, intentamos mejorar día a día, superarnos, conseguir retos, construimos relaciones, tenemos sueños por cumplir, viajes pendientes…; pero de repente todo se viene abajo y tu pequeña torre cae tan rápido que no tienes tiempo suficiente para reaccionar.

En el fondo da igual lo que hagamos en esta vida, porque en realidad somos marionetas del destino, marionetas que en cualquier momento caen y desaparecen.

Esta tarde he pensado muchas cosas, cosas que me han hecho viajar en el tiempo y recordar que las personas somos mucho más débiles de lo que aparentamos ser; que la vida son dos días y si nos pasamos la mitad de nuestra vida durmiendo sólo nos queda un día y está claro que ese día que me queda por delante lo quiero vivir al máximo, lo quiero disfrutar.

No vale lamentarse, no vale jugar al despiste…; lo único que vale la pena es ser feliz.