VIENTO

Hay veces que lees textos y los haces tuyos…; eso es lo que me ha pasado a mí con este, lo he encotrado esta tarde en el Semanario Bradlife.

EL VIENTO

Yo era un viento feliz.
Me encantaba rasar el mundo y afilar las nubes.
Cada árbol, cada rostro, cada cima, era una sensación nueva para mí.
Pasaba las estaciones degustando vidas y esencias. Metiéndome entre las faldas, esculpiendo y descoronando las olas.
Yo era un viento feliz que navegaba por el tiempo con el estómago siempre repleto de esperanza.
Un día de otoño vi correr a una mujer preciosa refugiándose de mí. Ella huía, pero fue fácil alcanzarla.
Todo en ella eran promesas de felicidad. Sus ojos, sus labios, su cuello.
Y todo dejaron de ser promesas cuando los probé.
La seguí perdido olvidando mi rumbo. Ella corría y yo no dejaba de abrazarla. Corrió por las calles y los parques sin encontrar refugio.
Entonces, exhausta, detuvo su paso. Y yo que por nada del mundo quería dejar de abrazarla, también me detuve.
Y, al hacerlo, al detenerme, dejé de existir.

Rafa Soto (Director Creativo de HerraizSoto&Co)