HAY DÍAS Y DÍAS

Hoy ha sido un día tranquilo, normal, más bien soso… Me he levantado a las 8:15 A.M., me he ido a trabajar, luego a comer con los papis, una buena siesta en mi casa, cafecito con una amiga, bañito en la piscina, un poco de fruta, tele y ahora a escribir antes de dormir… Vamos que si lo comparo con el día de ayer, hoy ha sido un tostón.

Ayer hubo un poco de todo, un mix. Llegue a eso de las 9.30 A.M. al peri, a las 10 A.M. curso de Ventas, Psicología, Estrategia… (impartido por el amigo Mochilo, dura seis sesiones y ya hemos acabado las dos primeras, el próximo lunes por la tarde más). A eso de las 11:30 A.M. recreo (cómo me gusta esa palabra!!!), lo que supone cafecito en el Monterey y luego hasta las 2 P.M. a seguir con el curso (la verdad es que es entretenido y como no paro de rajar las horas se me pasan rápido, lo malo es estar tanto tiempo sentada; aunque los jueguillos molan). Del peri al Golf a tirar unas bolas (el sábado es mi primer torneo) y de allí a casa, duchita, un triste tomate con anchoas y al cementerio (era en entierro del padre de mi amigo y ex compañero Víctor Moreno). A eso de las 6:30 P.M. me acerqué a casa de mis padres y al momento me llama Igna y pronuncia su frase estrella: “Niña, ¿qué haces?, ¿dónde estás?”. Entonces yo me pongo a explicarle mi vida y me suelta “¡Calla!!, me he encontrado una perrita como Totó y la llevo para casa, ¿vienes??”. Y mi respuesta es: “Dame cinco minutos”. Total que le cuento la historia a mi madre y se sube conmigo a ver a la perrita. Cuando llegamos nos encontramos en la entrada de las dos casas a Igna dando salchichas a la perra, Diego (un amigo de mi hermano) intentando alejar a Totó, Totó desesperado por demostrarle todo su amor a la perra, la perra que no se dejaba…

Al final la perra, a la bauticé como Lola, se vino a mi casa y tras beber agua y merendar galletas nos fuimos a buscar a sus dueños. Como el intento fue en vano, me la bajé al veterinario para ver si tenía microchip y no tenía y ya antes de volver a casa se la llevé a mi padre para que la conociera. Allí cenó, un poco de pienso, más galletas, jamón… Al llegar a Villamediana volví a pasear con Lola y finalmente me encontré con unas niñas que tenían el teléfono de la dueña, la llamé y vino a recogerla (en parte me dio pena encontrar a la dueña porque me hubiera quedado con Lola, pero…). Total que Lola en realidad se llamaba Noa, se pasa las tardes sola correteando por nuestra zona, la dueña pasa olímpicamente de ella y además como es naturista, homeópata y cosas así seguro que la pobre Noa hasta ayer no había comido otra cosa que hierbas, pienso con extracto de algas...

Tengo que destacar la frase de mi hermano: “Pero Totó, dile, follamos o te largas…”