REFLEXIONES III

Todos hemos escuchado la frase “Te deseo la vida de un cepillo de dientes…” , yo la recibí una Noche Buena como felicitación navideña…
El caso es que la vida del cepillo de dientes no es tan excitante como puede parecer en la frase, la vida de un cepillo de dientes puede ser corta, muy corta; porque, ¿cuántos cepillos de dientes se han tirado a la basura al mes de su compra?. Millones y millones. Todos hemos tirado y nos han tirado en alguna ocasión un cepillo de dientes nuevo dejado en casa ajena y yo me pregunto ¿para qué dejar el cepillo de dientes si lo puedes llevar tranquilamente en el bolso?. Bueno, pues al final lo acabas dejando o te acaban regalando uno para que lo dejes… y está claro que en el 75% de las ocasiones ese cepillo tiene los días contados... En un primer momento sientes un vínculo más fuerte con tu pareja, un asentamiento físico y emocional, una sensación que mezcla la alegría con el miedo, te quedas mirando el cepillo con cara de tonta… Se trata de un objeto 100% necesario, intransferible, personal, exclusivo, inalienable, algo propio...; que no se lo pueden dar a otro o a otra que aparezca detrás…

Los seguidores de la serie Sexo en Nueva York, seguro que recuerdan el capítulo en el que Mr. Big le da a Carrie el cepillo rosita que viene con su Oral B; ese gesto lo dice todo; dice que quiere que tenga algo propio en su piso, algo que va a permanecer allí, a la vista de todo aquel que entre en el baño, dice que sólo hay uno y es para ella…

Esta es mi reflexión de hoy... "Cuidado con lo que hacéis con el cepillo de dientes y dónde lo dejáis, porque el día menos pensado puede acabar en la basura..."