PRIMER CHAPUZÓN DEL VERANO

El verano para mí ya es oficial, ayer me di el primer chapuzón de la temporada… Sola, sin nadie molestando, sin mirones, con el solete reflejando en el agua…

Cada año sigo una especie de ritual, me sitúo en el bordillo, recoloco el bikini en su sitio, me ajito el pelo, toco el agua con los dedos de un pié, luego con los dedos del otro pié, miro al frente, fijo los ojos en el fondo de la piscina, no lo pienso y salto de cabeza mientras grito AAAhhhhhh!!!.

Dios!!, qué sensación taaaannnnn maravillosa… Qué libertad, qué bien te quedas cuando sientes que el agua es parte de tu cuerpo o tú parte del agua… A partir de ese instante, tienes dos opciones volver a la superficie o agotar hasta el más mínimo aliento sumergid@; yo aguanto, me gusta abrir los ojos debajo del agua, ver salir las burbujitas de mi nariz… Me evado del exterior, de los problemas, de la vida en sí…

En el mar es otra historia, una locura… Salto las primeras olas que llegan a la orilla, observo el horizonte y en cuanto el agua empieza a cubrirme la cintura…, zás!!!!, me zambullo, dejo de pensar…; me gusta dejarme llevar por las olas...

Soy libra, signo de aire, pero el agua es una de mis debilidades… Desde nena he disfrutado con el agua, con añito y medio mi madre me ponían los manguitos y al agua patos!!!, me tiraba en las piscinas de Cantabria donde cubría y yo tan feliz, chapoteando; allí me pasaba la mañana cual sirena…

Este invierno me recomendaron la canción “The Ocean” de Richard Hawley, al escucharla me dieron ganas de tirarme de cabeza a la piscina, pero estaba sucia, era noviembre y hacía frío; ayer llegó el esperado momento y disfruté…