A GOLPES

Los animales, entre los que incluyo a la raza humana, creemos que todo se puede arreglar y nuestra arma infalible es un buen golpe.

Cuanto más seco, rápido y fuerte más eficaz!!!.


Si se nos está acabando la pasta de dientes, varios golpes al lavabo; si el mando no funciona, un par de toquecitos contra la mano; si queremos compensar nuestra frustración por algo, golpeamos lo que haga falta contra una pared, contra el suelo y hasta contra otra persona…

Hasta en el peri nos han llegado a poner un cartel en la máquina de las gominolas que rezaba: “Es una máquina, no atiende a los golpes…”; pero aun así, si el KitKat se te quedaba atascado… Solución = Culetazo o en su defecto Patada a la máquina = Premio!!!!

Por eso, creo que todos tenemos un pequeño boxeador en nuestro interior, un boxeador cobarde que normalmente la emprende a golpes contra el más débil…

Yo no soy una buena boxeadora y por eso esta mañana he sufrido un cao técnico… Nada más levantarme, por ir como una loca a la ducha, golpazo contra el baúl que tengo en la habitación; lo que me han supuesto intermitentes pinchazos en la rodilla derecha durante todo el día. Por eso, en estos momentos estoy en la cama, mirándome la rodilla, que no para de brillar de la capa de crema que me acabo de dar…; eso sí, ni rastro del golpe…